domingo, 11 de octubre de 2015

Así empezó la cosa

 

Un día nací. Así de sencillo. Y no me enteré. Para una cosa que era importante, resulta que no tenía consciencia todavía. Un grave error. Todos podemos intuir lo que significaría que nos diéramos cuenta de ese momento. Pero esto es así y no hay quien lo cambie.
Así es que luego me enteré por lo que me contaron y me empecé a dar cuenta de que estaba vivo. Vivo. Algo que no terminaba de entender, porque a esa edad, todo parece vivo y no se cree en la muerte.

Bebé gracioso
La verdad es que todavía, después de sesenta y seis años, no termino de entenderlo, aunque ahora sí que sé que existe el final. Empiezo a ver que todo tiene principio y fin (casi todo, hay cuestiones que no parecen acabar). Ya a estas alturas me he dado cuenta de que no hay otra cosa que hacer sino vivir.

He decidido, ahora que la memoria me empieza a fallar, que hay días en los que para recordar nombres hago esfuerzos titánicos y no siempre lo consigo, ponerme a escribir sobre lo que he vivido. Ya sé que es poco importante, pero es lo único que tengo y de paso recuerdo como era el "antes", ese "antes" que compartí con gente, con paisajes, con emociones. Así es que contaré lo que recuerdo, lo que he vivido, porque vivir es la única respuesta, yo al menos no he encontrado nada más, ni nada menos.

La respuesta es vivir